martes, 13 de enero de 2009

El farol de la viuda

La fémina viuda realizaba por decirlo así una hazaña heroica pues tenia que vérselas con peligros de la oscura noche,en ocasiones tenia que habérselas con los canes de “Taita Chamaco”; ya que sus muecas adquirían rasgos caricaturescos y jocosos cuando a veces a la luz de la luna, la noche era alumbrada por sus amarillentos rayos que dejaba ver el rostro de la heroína y viuda su faz demacrada.

Y, cuando ella apareció al tablado de sus andanzas, era una época de transición, la viuda alegre, cuya compañía hasta en cierto modo era su farol que se adelantaba a ella alumbrando el camino fogoso por el cual transitaba, hasta entrar en su aposento que decían se hallaba ubicado en el barrio de “El Vado”, tan proclive a las apariciones y fantasmas tétricos, y donde había además cerca de la cruz “la casa de los ruidos”, que con oportunas averiguaciones se llego a la conclusión, de que aquellos ruidos eran producidos, porque desde afuera, un conocido y respetado doctor, lanzaba unas cuantas piedrecillas a la ventana que daba al aposento de su “querida”

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